Desmontando a Sergio Ramos

En el mundo del fútbol es algo común que un jugador acabe teniendo que enfrentarse a un equipo en el que jugó con anterioridad. Y suele darse el hecho de que ese futbolista acabe marcando a su ex equipo.

En estos casos, el jugador no suele celebrar el gol por respeto a su antiguo equipo. Especialmente si le tiene un cariño especial a ese club porque ha vivido grandes cosas a la citada entidad, llegando incluso a pedir perdón por haber marcado. Esto ocurre prácticamente en la totalidad de casos cuando el futbolista en cuestión es canterano.

No es el caso de Sergio Ramos, futbolista criado en la cantera del Sevilla FC que poco más de un año después de debutar con el primer equipo pagó su cláusula para marcharse al Real Madrid el último día del mercado, dejando al club de Nervión sin margen de maniobra para cubrir su fuga.

Desde que dejara el Sevilla, Sergio Ramos se ha enfrentado en muchos ocasiones a su club de origen. Y en tantos partidos es normal que marque goles. Al contrario que muchos jugadores que pasaron por el Sevilla apenas unos años pero que al marcar no lo celebraron, el de Camas lo hace de manera muy efusiva. De hecho, en algunas ocasiones los ha celebrado de manera especial utilizando dedicatorias muy originales como pasarse la mano por el pelo haciendo como si tuviera una calva en referencia a José María del Nido o mirar a cámara y acariciarse los pezones por encima de la camiseta como si le excitara marcar al Sevilla.

Otro dato es el de las redes sociales. Muchos jugadores animan a sus antiguos equipos en ellas arengando a sus aficionados y celebrando los goles, como pueden ser Palop o Chevantón. En el caso del canterano sevillista, apenas publica un escueto tweet en el que felicita al Sevilla cuando gana un título del mismo modo que podría hacerlo un espectador neutral, sin nada de entusiasmo.

Además, hay algo que han hecho ex futbolistas del Sevilla que nunca se le ha visto a Ramos; regresar al Sánchez-Pizjuán para ver un partido, como si hicieran Bacca o Mbia. Tampoco ha aparecido en la fan zone del Sevilla cuando disputaba una final como sí ha hecho otros canteranos como Cala o Antoñito.

Muchos utilizan, especialmente desde la meseta central, la excusa de que Sergio Ramos se acuerda siempre de Antonio Puerta cuando gana un título o que lleva el dorsal 15 en su honor. Pero lo cierto es que el hecho de que Ramos sea amigo de Puerta no lo hace sevillista, del mismo modo que la dedicatoria de Iniesta a Jarque en la final del Mundial no lo hace aficionado del Espanyol.

También se esgrime desde la capital de España que los insultos sevillistas hacia Sergio Ramos se deben al hecho de que es jugador del Real Madrid, mientras que jugadores como Rakitic o Dani Alves son aplaudidos por la afición nervionense por ser jugadores del Barcelona. Algo absurdo si tenemos en cuenta que tanto Baptista como Reyes jugaron contra el Sevilla con la elástica merengue y fueron ovacionados.

En resumen. Desde que Sergio Ramos abandonara la disciplina sevillista no ha tenido ni una sola muestra de afecto hacia el Sevilla salvo decir que es el club de su infancia. El problema, Sergio, es que el club de tu infancia no tiene porque ser el club por el que ahora sientes admiración. Porque ha habido futbolistas que no nacieron sevillistas pero que sienten este escudo en su corazón, como nuestro gran Ramón Rodríguez Verdejo. Como Rakitic, que a pesar de estar en el FC Barcelona no para de cantar el himno del centenario por donde va y hasta se considera sevillano. No sólo sevillista, sevillano. Y qué decir de Jorge Andújar, jugador que no lleva ni un mes fuera del club y ya ha publicado en un diario deportivo de tirada nacional una carta de apoyo al sevillismo para esa final que tu le arrebataste con ese gol tan celebrado.


Sergio Ramos no es sevillista.

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