Sea por el cansancio acumulado por la carga de la pretemporada, sea porque el Sevilla no se termina de adaptar al sistema con una defensa de tres, la primera parte no dejó buenas sensaciones ni mucho menos. Arriba no había claridad y atrás se formaba un lío cada vez que alguno de los pases no eran completamente precisos o cuando el St. Pauli robaba y se lanzaba a la contra. Así llegó el gol de los alemanes, obra de Bohaddouz en el 35 en una jugada en la que el St. Pauli tuvo superioridad en el área sevillista.
Todo cambió en la segunda parte con la entrada de Nzonzi. El centro del campo ganó empaque y el Sevilla empezó a combinar en campo rival. Paradójicamente, el gol del empate llegó con un gran pase en largo de Iborra que Vitolo aprovechó. La conexión de la vieja guardia sevillista, de la que cada vez quedan menos integrantes en el plantel. El segundo fue obra de Correa tras una pared espectacular con el canterano Borja Lasso, uno de los más inspirados del cuadro sevillista.
Los sevillistas regresan a la capital hispalense y el martes tendrá lugar el último amistoso antes de la Supercopa de Europa. En esta ocasión, será el Granada el que mida en Los Cármenes el nivel de los de Sampaoli
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