El vallecano admite en zona mixta que esta derrota ha dejado tocado al vestuario que intentará reponerse ante el Granada.
Una manita nunca cae de balde, y menos si cae tras haber conseguido en 3 partidos (Athletic, Levante y Barça) 1 solo punto, el cosechado ante el conjunto granota que arañó dos puntos ante la pasividad del Sevilla, pasividad que hoy ha tenido, pero durante todo el partido.
El equipo empezaba como un tren, más bien como un AVE, en esta temporada consiguiendo su mejor arranque liguero de la historia, goleando en la Copa del Rey y liderando el grupo G de la Uefa Europa League. Caían rosas en los despachos del Sevilla, en el banquillo y en el vestuario, alabando al equipo con todos sus componentes por esa gran labor, destacando el trabajo táctico del técnico vasco, Unai Emery.
Aunque se siembran dudas cuando se ven empates injustos y puntos desperdiciados en UEFA y liga, donde en los últimos encuentros el equipo se ha desinflado y parece que se ve la otra cara del equipo, evidenciando que el magnífico comienzo del equipo esta temporada se ha quedado en un simple espejismo.
Una victoria en el partido ante el Granada en casa y frente a la afición es el principio del camino hacia la reconciliación con la victoria, aunque antes está el partido en Holanda frente al Feyenoord, al que los sevillistas no viajarán ya que el club no ha puesto a la venta las entradas de dicho partido alegando que quieren evitar enfrentamientos, ya producidos en Sevilla en el partido de ida, entre ultras, que enfrentaría a dos grupos con ideales políticos completamente contrarios, ya que los holandeses pertenecen a grupos de extrema derecha.
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