Análisis arbitral | Sevilla 0-2 Barcelona

Ser árbitro en general no es fácil, pero ser árbitro en una final y más si los equipos que se enfrentan son el Sevilla y el Barcelona es aún más difícil.
En el día de ayer el encargado de intentar que se aplicara el reglamento fue Jesús Gil Manzano -del colegio extremeño-. Considerado por los que entienden como el mejor árbitro español en la actualidad, en el día de ayer no tuvo jugadas en las que fallara estrepitosamente a la hora de tomar las decisiones.


La primera parte fue relativamente tranquila, en la que no hubo acciones excesivamente duras por ninguno de los dos equipos. Sus asistentes estuvieron en todo momento acertados a la hora de señalar los fueras de juego.
Por otro lado, en la segunda parte sí tuvo algo más de trabajo, ya que los equipos aumentaron la intensidad, y por tanto, el número de faltas que realizaron también lo hizo. El pero que podríamos poner al arbitraje llevado a cabo en estos 45 minutos sería la facilidad que tuvo a la hora de mostrar tarjetas, sobre todo al conjunto local. En algunas acciones no estuvo correcto a la hora de decretar la ley de la ventaja, lo que perjudicó algo a la fluidez del juego de ambos equipos. 
Por nombrar alguna jugada conflictiva de la segunda mitad, los jugadores sevillistas reclamaron un penalti de Mascherano sobre Sarabia, el contacto existe, aunque éste es muy poco como para señalar la pena máxima.

En general, podríamos decir que realizó un buen arbitraje aunque bastante más rápido a la hora de castigar las acciones del Sevilla que las del Barcelona.

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