El Sevilla FC logra la victoria por la mínima ante un FC Barcelona sin Messi. Emery pasó su prueba de fuego y con buena nota.
Iborra celebra el segundo gol | Vía ABC |
Como un Fénix. Tal cual. Dicen los titulares de los grandes periódicos
que perdió el Barcelona en la capital andaluza, pero la realidad es que fue el
Sevilla el que ganó el partido. O mejor dicho, el Sevillismo. El
Sánchez-Pizjuán se convirtió en una caldera, donde por fin hoy, se dieron todos
los ingredientes necesarios para resurgir a este Fénix que parecía más que
muerto.
Se escuchaban las primeras críticas al
entrenador vasco en los aledaños del estadio cuando se conocía la alineación.
Emery dejaba fuera a Reyes, que junto a Krychowiak, eran los únicos que habían
demostrado algo, más bien poco, en el Juventus Stadium. Trivote en mediocampo y
Krohn Dehli a la banda para hacer el juego aún más espeso (aunque finalmente no
fue así). Por su parte Luis Enrique volvió a demostrar que no confía totalmente
en Sergi Roberto al colocarlo en mediocampo, por lo que decidió alinear a
Mathieu e incorporar a Mascherano al medio.
Como decía, se dieron todos los ingredientes para esta
victoria local, y el primero que pudimos reconocer era la actitud del equipo.
Iborra adelantaba su posición de mediapunta y ejercía presión junto a Gameiro
para que la defensa no pudiese sacar el balón jugado. Era lo que pedía la
afición, actitud y ganas de ganar. Rápidamente el Sevilla empezó a notar
mejoría respecto a los encuentros anteriores y veía cómo podía plantarle cara al
vigente campeón solo con eso, pura ambición.
El Barça por su parte empezó a notar la baja de Messi, y
Neymar intentaba hacer sus veces, pero sin tanto éxito. Sobre la mitad del
primer término se dio una jugada clave que bien sirve para mostrarnos qué nos
ofrecía cada equipo. En el rechace de un córner N´Zonzi prefiere regatear a
devolverla atrás, lo consigue pero, en un intento de pase a la banda el Barcelona
acaba montando la contra para que Neymar asista a Suárez. Este bate a Sergio Rico pero la jugada queda invalidada
por falta previa señalada sobre el brasileño. En la ejecución de la misma, el
balón llega a golpear dos veces los palos.
Independientemente del aviso por partida doble, o incluso
triple (Suárez ya había llegado varias veces con peligro al área) por parte del
conjunto catalán, la caldera ya no propiciaba ese estado de preocupación propio
de citas anteriores. El Sevilla apretaba y
creaba peligro. Tanto en el juego aéreo, como por velocidad de Gameiro,
que superaba fácilmente a ambos centrales. En definitiva, partido que podía
decantarse de parte de la rabia contenida del Sevilla, o de la parte de la calidad
blaugrana. Con mucha sensación de peligro y sin goles, llegamos al descanso.
Pitido que daba comienzo a la segunda parte y sin cambios ni
indicios de que fuera a haberlos. Los de Nervión salieron con el doble de motivación y prueba de ello son
los dos goles que consiguen en apenas doce minutos. Primero, Gameiro se recorre
toda la banda dejando atrás por velocidad incluso a las cámaras de televisión y
asiste al cuestionado Krohn-Dehli que define a placer (53´), y luego Iborra de
cabeza tras centro del autor del primero (57´). Con el 2-0 pudimos certificar
dos cosas; la primera que aún quedaba algo de ese Sevilla de la casta y el
coraje, y la segunda, que Gameiro no se encuentra un peldaño por delante de
Llorente e Immobile, sino tres o cuatro.
Luis Enrique tuvo que reaccionar y para ello introdujo a
Sandro y Alves (59´) sustituyendo a un desaparecido Munir y a un insuficiente
Mathieu. Rápidamente, el Sevilla fue consciente de lo que se avecinaba y acabó
añadiendo otro de los ingredientes que le ha llevado a la gloria muchas otras
veces, el sufrimiento. A pesar de introducir a Reyes por N´Zonzi (69´), para
mandar al danés - incansable y con un poderío físico espectacular- al medio, y a Llorente por Gameiro, para calmar el
juego, el Sevilla dio un paso atrás e intentó cambiar el planteamiento de
juego. Ahora sería Vitolo el referente ofensivo para intentar montar contras,
aunque sin éxito. Lo intentaba el Barcelona hasta que encontró un penalti,
bastante cuestionable, con el que Neymar acortaría distancias (74´).
Por si fuese poco, más ingredientes: críticas al árbitro,
juego defensivo, algo de suerte en ocasiones donde el Barcelona se topó con la
madera, y un largo etcétera. Pero si faltaba algo, eso que incluso se le había
reprochado a Monchi, que siempre ha sido concebido como un ídolo para el
Sevillismo, era la portería. Ni Beto ni el titular hoy Rico, habían mostrado
hasta el momento seguridad, pero precisamente hoy era el día. Sergio Rico
estuvo estelar y salvó al Sevilla del empate o incluso de algo más con sus
correctas intervenciones y buenas salidas.
Sin rodeos, equipo que vuelve a escalar en la tabla y que
consigue con esta victoria algo más que tres puntos o subir puestos en la
misma, consigue una dosis de moral. El Barcelona, acusó mucho la baja de Messi,
al igual que frente al Leverkusen, y deberá replantearse depender tanto de sus
individualidades. La participación de Krohn-Dehli fue vital para asfixiar y no
dejar cómodos a los culés en su zona de creación. Acertó Emery.
POSTDATA:
Que venga el siguiente a Nervión, estos chicos ya están
despiertos.
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