Análisis táctico Final Supercopa: FC Barcelona - Sevilla FC


Partido épico que los forofos del fútbol guardaran en sus archivos. Sevilla, tirando de la casta y coraje que le caracterizan, y Barça, mostrando la filosofía de la que se ha impregnado en la última década, nos brindaron una final de infarto que se saldó con un gol del envuelto entre polémica, Pedrito, dejando el marcador final en 5-4.


Grosso modo podemos decir que el partido se resume en lo que a Messi le apetece hacer y el empuje hispalense motivado por un Sevilla malherido. No obstante, detrás de las innumerables bajas y de los cambios, los esquemas tácticos cambiaron bastante y pudieron dejarnos este partido que quedará siempre en la memoria de todos. Empecemos.

Salió el Sevilla intentando emular su esquema habitual de juego, aunque esta vez con Krychowiak como central y ocupando el mediocentro Banega y Krohn Dehli, para dejar la mediapunta a Iborra. El Barça, por su parte, usó a Mathieu para suplir a Jordi Alba, así como a Rafinha para hacer lo mismo con Neymar. Con todo esto, ambos equipos salieron valientes y en los primeros 15 minutos el resultado era de 2-1 favorable a los catalanes. Poco podemos comentar tácticamente hablando de este tramo, salvo que existe un jugador sobrenatural llamado Messi, para el que lanzar una falta próxima al área, es sinónimo de penalti.

El tempranero gol de Banega hacía que Emery se frotase las manos con su planteamiento, equipo compacto que defendiese el resultado para aprovechar alguna contra con Vitolo o Gameiro. Sin embargo, Lionel Messi es capaz de romper cualquiera de estos planteamientos. El juego del Barça para resolver el gol tempranero fue simple; balón a Messi, que superando líneas, o bien llegaba al área para encontrar a Suárez, o bien sacaba la falta. Con el resultado a favor, el Barcelona dejó la ansiedad a un lado e impuso su filosofía.

Decía Maldini que el Barça de Guardiola era lo mejor que había visto por su posesión. La mejor forma de defenderse es atacando, y esto el Barça, lo lleva acabo con la posesión; si el Sevilla no tenía apenas el balón no tendrían problemas, máxime cuando esta labor la realizan centrales como Piqué, Mascherano o el mismo Busquets, muy curtidos ya en esto. Pues este planteamiento es el que acabó teniendo la primera parte, un Sevilla impotente ante un Barça que mandaba en la posesión y que cuando necesitaba romper líneas buscaba a Messi o Iniesta. Al filo del descanso, fue Rakitic, el que aprovechando una de las pocas llegadas nervionenses,mandó un pase perfecto a Suárez, que falla en el uno contra uno pero que después asiste a Rafimha, el cual firma el 3-1.

El segundo tiempo parecía tener el mismo guión que el primero, y lo fue así durante un primer tramo. Krohn Dehli, intentando hacer las veces de Krychowiak, no conseguía dar salida al equipo, y en una de estas salidas, Tremoulinas pierde un balón fácil, regalando el 4-1.

Pocos minutos mas tarde, el Sevilla, con lo que parecía todo perdido, tira de orgullo para hacer uno de esos goles llamados “de honor”. Vitolo aprovecha la superioridad con Tremoulinas (Messi se queda arriba) y centra para que Reyes acorte distancias. Algo empezaba a cocerse por la mente de los sevillistas, por muy loca que pareciese esa idea.

Con el 4-2, Iniesta tiene que ser sustituido por lesión por Sergi Roberto. Se le veía a Luis Enrique confiado, aunque realmente no tenía muchas más alternativas para el cambio. A partir de aquí, Emery vio la posibilidad de tener superioridad en mediocampo, y para ello quitó a Iborra e introdujo a Mariano, de esta forma, Coke sería el central y el polaco ocuparía su posición natural. También buscaría frescura con Immobile y Konoplyanka. Dicho y hecho. Sevilla renovado que eclipsó durante un buen tramo a los del Camp Nou. Primero Gameiro de penalti y luego el recién incorporado Konoplyanka, empatarían el partido para demostrar que “el Sevilla nunca se rinde”.

Luis Enrique, consciente de todo lo acaecido, incorpora a Bartra al eje de la zaga para mandar a Mascherano a ayudar a mediocampo, y mete en la línea atacante a Pedro, una de las pocas bazas que tenía. Con un Barça adaptado a la situación, los equipos jugaron a eso de" no cometer errores", con un juego bastante pasivo, aunque bien fue el Barça el que tomaba la iniciativa.

Pero en el minuto 115 se produce una falta en la frontal. Eso y un hombre conocido como Messi alentaban a los sevillistas de lo que podía ocurrir. Al final no fue el argentino, sino, por colmo del diablo, el cuestionado canario Pedro, el que mandaría  al fondo de las redes el balón, dando la finalísima al FC Barcelona.

Hasta aquí un denso resumen de lo que fue el transcurso táctico del partido, vayamos ahora con algunos nombres y aspectos claves del encuentro:

Messi. Dos goles e importante participación en el último. Imposible encontrar adjetivos para este jugador, aunque estuvo algo desaparecido en el segundo tiempo. Como consecuencia de esto, el Barça cedió en el resultado.

Alves. Si hay un socio ideal para Messi, es el brasileño. Paredes para buscar espacios e intenta que la banda derecha sufra lo menos posibles en defensa. Cuando se necesita crear peligro, Alves es el nexo que necesita el Barça para que el balón llegue a Leo.

Beto. Como en San Petersburgo, Emery confió en él y no dio la talla. Mucho que mejorar en el segundo gol. Para colmo, dos de sus pocas paradas acabaron en gol posteriormente. Transmite demasiada inseguridad.

Salida volpiana. Se conoce como salida volpiana al recurso de incrustar un medio entre los centrales, para que estos se abran y los laterales hagan las veces de extremo. El Sevilla de Emery lo hace a la perfección con Krychowiak (los dos extremos buscan espacio interior, ofreciendo siempre varias vías para el pase). Krohn Delhi, que cuajó muy buen partido, no supo dar salida de balón en el primer tiempo al equipo.


Iborra. Intentó hacer Emery la de El Madrigal en UEL. Iborra buscaría emparejarse con Mascherano y ganar en el juego aéreo para segunda jugada con Gameiro. No fue el día y Emery supo cambiar de registro.

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