Análisis táctico | Olympique de Lyon 0-0 Sevilla FC
Se esperaba con curiosidad la propuesta de juego que iba a plantear Sampaoli, muy dado en rueda de prensa a hablar de protagonismo con el balón y de mirar siempre a la portería contraria. Pero el argentino no tiene un único manual, aunque pocas veces lo reconozca. Este Sevilla también puede ser rocoso y reservón, alejándose de la faceta de juego hilvanado más fácil de ver en el Ramón Sánchez Pizjuán, y de la vertiente algo apática que suele aparecer a domicilio. Y ante el riesgo de salir esquilmado como pasó en Granada, la intendencia decidió comenzar con dos líneas de cuatro bien juntas, Nasri de enganche y con Vitolo de falso nueve, pegándose en sus clásicas carreras contra Diakhaby y Yanga-Mbiwa, poca broma el papel del canario.
El Olympique por su parte salió con lo previsto, Valbuena caído a banda izquierda, Ghezzal a la derecha y Lacazette arriba. Pero no salieron los franceses a arrasar, el partido arrancó con el único sobresalto de un disparo de Valbuena y el Sevilla, agazapado, esperaba su momento. Y éste llegó cercano el minuto veinte cuando Vitolo estrella un balón al palo que hubiera cerrado el pase y dado lugar a un partido plácido, pero la pelota no entra y a partir de ese momento los de Lyon despliegan todo su potencial.
Suben la presión los de Bruno Genesio y el Sevilla se ve incapaz de sacar el balón; Nzonzi no encuentra con quien asociarse, Nasri no aparece para dar salida al balón, Mariano y Escudero ofrecen pocas alternativas en los carriles y Vitolo caza pocas arriba. Las consecuencias pudieron ser bastante peores para los sevillistas, Tolisso y Valbuena se estrellan contra la madera y el Sevilla sufre en veinte minutos las embestidas de un Olympique que intuye que la única manera de estar en el bombo el próximo lunes es hacer un gol antes del descanso. Pero este no llega, y el Sevilla toma aire en la caseta.
Esta vez sí salieron los nervionenses mirando hacia adelante, con Nzonzi en modo "hago lo que me da la gana", dando un auténtico recital de asociación, de salida de balón, de resta y recorrido. Los minutos fueron pasando, Nasri fue apareciendo y frenando el partido, Mariano comenzó a percutir y Valbuena, una pesadilla en los primeros sesenta minutos, se pasó, o más bien lo pasaron (gracias Bruno), a la banda derecha. "Au revoir" Olympique. El Sevilla se fue agrandando con el paso de los minutos y los cambios ofensivos de los locales tampoco consiguieron que los hispalenses recularan como lo hicieron en la primera mitad.
Emergió el Sevilla rocoso de Turín, con idéntico dibujo y resultado, con poca llegada pero solidario atrás. No es lo más vistoso que nos puede ofrecer la amplia paleta de Sampaoli pero sirvió para poner a la entidad entre los dieciséis mejores del continente.
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