Análisis Táctico | Sevilla FC 4 1 Málaga CF |

Si le hubieran preguntado a cualquier aficionado sevillista por el partido en el minuto 24, habría dicho que sin la profundidad de Mariano y Escudero en los carriles el Sevilla pierde mucho, que los dos de arriba están desasistidos y con la poca presencia habitual, que a Nasri le cuesta entrar en los partidos, que Sarabia y Mercado no son laterales, y que a Nzonzi le sobra cualquier acompañante que se le ponga al lado.

Seguramente tuvieran razón, pero así salió Sampaoli, condicionado por las bajas en la zaga y optando esta vez por una línea de cuatro atrás, en contra de lo esperado, con Iborra escoltando al espigado francés y dejando lo demás en manos de la inspiración del diez y del martillo pilón que es hoy Vitolo.



Partido soso y frío hasta ese minuto 24, acorde al tiempo, sin casi nada que resaltar y con un Málaga expectante, esperando a ver por donde se rompía el partido mientras lanzaban a Sandro una y otra vez, a la caza y captura de utopías en forma de pases. Poca presencia táctica de Juande Ramos, un entrenador que conforme pasa el tiempo, no hace más que confirmar que aquí tocó techo porque tenía un trabajo previo sólido y con personalidad (Caparrós), porque disfrutó de la mejor plantilla de la historia del Sevilla y porque digámoslo también, es buen entrenador, aunque ayer pareciera realmente lo contrario., sobre todo cuando llegó el minuto 25.

Hay veces que la chispa no le salta a este Sevilla, gana partidos, muestra periodos de dominio y buen juego pero no acaba de romper. Pero ayer Nzonzi le prendió fuego a todo dejando de cara a Vietto que esta vez no perdonó. A partir de aquí oleadas, desbordes por todas partes, asociaciones, anticipación, asfixia, presión…todas las facetas del juego que te pueden hacer ganar un partido las puso de manifiesto el Sevilla de forma imponente en esos 600 segundos de sinfonía. Nasri empezó a dar otra clase magistral (¿dónde estás Éver?), Vitolo arrasaba con lo que se ponía por delante, la defensa adelantaba aún más la línea, los centrocampistas corrían despavoridos detrás de la pelota y hasta los puntas parecían participativos y acertados.
El resto es ya historia contemporánea de los de Nervión, que no marcaban cuatro goles en diez minutos desde la década de los 50.
La segunda mitad sirvió para ver la versión pausada y contemporizadora, lógica también. Entró Kranevitter que cumplió en el costado derecho incluso Kolo, en su más que posible despedida, dejó una buena actuación en salida de balón y corte. El equipo se desordenó ordenadamente, como le gusta a Sampaoli, tras la expulsión de Rami pero apenas sufrió para mantener un marcador que le daba renta sobrada y que le permitió aguantar el resultado e incluso gustarse de vez en cuando sin excesivos contratiempos.

Nueva lección de maneras y formas de este Sevilla que te puede matar por muchas vías. Vacaciones dulces para el argentino y los suyos, ese equipo que a cada día que pasa le crecen peligrosamente los colmillos.

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