Quedan horas para el final de este 2016, un año en el que el filial sevillista he crecido en historia consiguiendo, de forma más que merecida, el ascenso a segunda división.
El año natural, lo comenzaban los de la franja con una victoria ante el Jumilla, hace ya 362 días. El encuentro terminaría con 2-1 para los locales, aunque todos los goles los anotarían futbolístas sevillistas. Esto sería solo el principio del gran año que les esperaba. Un equipo que solo buscaba mantener la categoría comenzaba a soñar allá por enero y pese a ser un tema tabú en el vestuario muchos sabían que estaban en la linea de hacer algo muy grande. ¡Y vaya si lo hicieron!
Comenzaron los buenos resultados, grandes sensaciones, derrotar al líder... Todo venía rodado y en los siguientes veinte partidos, es decir, hasta final de temporada, los de la carretera de Utrera solo cosechaban dos derrotas. En este período de cinco meses el filial conseguía hacer partidos muy destacados como la victoria en casa del Murcia, o el derbi en el que casi sentenciaban con el empate al eterno rival a tercera división.

toria y casi darle la vuelta. Pero cuando uno sueña y pelea, poco puede hacer el azar más que darte lo que te mereces y así fue. Tras un partido agónico llegaba la tanda de penaltis y José Antonio Caro se convertía en el heroe tras "detener" un lanzamiento y ser, él mismo, el encargado de anotar el último de su equipo. El filial era de segunda división, eran de plata.

La liga daba comienzo el 19 de agosto bajo el nombre de LaLiga 1|2|3 y el conjunto franjirrojo se estrenaba en el Ramón Sánchez-Pizjuán y es que con motivo del ascenso el conjunto nervionense buscaba remodelar la Ciudad Deportiva, más concretamente el estadio Viejo Nervión donde el Sevilla Atlético disputará sus partidos en cuanto finalice la obra.
La primera jornada se disputaría ante el actual segundo de la categoría. El conjunto local se las prometía muy felices con el 3-0 en el marcador y nervión alucinaba con el resultado. Sin embargo no había que confiarse, la división de plata no es como la de bronce y un equipo tan experimentado como el Girona, que apunto estuvo de subir a primera la pasada campaña, le conseguía dar la vuelta al marcador en diez minutos y lograr así un gran empate.

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