No vamos a darle lecciones a usted, que está leyendo esto, de sevillismo. Pero, en algunas situaciones que se dan en algún que otro partido, los valores que se inculcan a los más pequeños en la ciudad deportiva afloran en los que han "mamado" sevillismo desde pequeños.
La última acción verse reflejados estos valores fue en el Sevilla-Valencia, concretamente en el minuto 93 de partido. Dani Parejo buscaba algún rematador que anotara el gol del empate en el Sánchez Pizjuán, y encontró a Gayá. El canterano del club ché se encontraba de cara a portería, a escasos metros de poder batir la portería sevillista y llevarse un punto de Sevilla. Pero ahí estaba Sergio Rico. El utrerano sacó una mano prodigiosa, al alcance de muy pocos, y repelió el balón hacia una zona sin peligro. Había salvado a su equipo, y él lo sabía. La cara del meta internacional español representó, mejor que nada, los valores que se inculcan en la carretera de Utrera: casta y coraje. Los puños cerrados y su grito para liberar la tensión retumbaron en la Bombonera de Nervión.
Ahí no acabó la cosa, quedaba la otra cara de la moneda: Gayá. El valencianista se derrumbó después de la acción antológica del sevillano sabiendo que, si hubiera marcado, se hubieran llevado un punto de uno de los estadios más difíciles de LaLiga y hubiera paliado, en cierto modo, la crisis valencianista. Además de la casta y el coraje, valores pregonados en todo momento por la entidad de Nervión, la solidaridad y el apoyo en los momentos más duros también están presentes en esos valores que se transmiten en la cantera y, además, nosotros no hemos sido siempre campeones, recuerden. Allí estaba Rico, apoyando al lateral zurdo del Valencia mientras estallaba en lágrimas momentos después de liberar la tensión de la parada que le realizó a éste segundos antes.
Además de la producción de jóvenes talentos que salen de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios, también se inculcan unos valores que están presentes en esos jugadores que, día tras día, se entrenan en la carretera de Utrera con el sueño de defender unos colores que representan sus propios valores.
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