Continúa la gozadera

Si la gozadera ya estaba formada desde hace tiempo ayer la alargamos un poco más, ayer volvimos a demostrar, como ya predecían los aficionados sevillistas antes del inicio, que Sevilla nos pertenece, que Sevilla late en Nervión y su corazón es rojiblanco, al menos por el momento.

Un Sevilla que llegaba con un equipo por hacerse, por curtirse, sin claridad en su juego, impacientando a los presentes ayer en el Pizjuán en algunos momentos del partido. En frente el eterno rival, un Betis cuya última victoria en un derbi fue el sonado 0-2 de Europa League, desde entonces cero goles le ha encajado al Sevilla, cero goles y cero victorias, victorias que se tiñen de rojiblanco desde aquella noche en Nervión, un Betis que salía a morder, a ganar su primer derbi en la era Poyet.

La afición sevillista ya hacía presagiar que iba a ser una batalla dura. Sonaban tambores de guerra en Nervión desde por la tarde, el Sánchez Pizjuán se engalanaba con un precioso tifo que volvía a hacer las delicias de los allí presentes. Y comenzó la batalla.

Foto: abc.es
Comenzó la batalla y volvimos a presenciar un equipo al que le cuesta arrancar, un Sevilla al que le cuesta generar con claridad peligro, al que le cuesta  mantener el partido controlado. Los verdiblancos deseaban llevarse a la Palmera el derbi sevillano, pero una vez más el derbi se quiso quedar en Nervión, una vez más pintamos Sevilla de rojo y blanco.

Pese a la victoria se nos queda un mal sabor de boca. ¡Cómo han cambiado las cosas! Ya no nos conformamos con ganar por un gol al eterno rival como en aquel derbi en el que Maresca nos elevaba a lo máximo del fútbol sevillano, ahora queremos ver derbis como los del 5-1 o el 4-0, queremos armar la gozadera, pero ayer no. No la armamos como otras veces, no disfrutamos de un vistoso partido, partido que estuvo en tensión los noventa minutos.

Tras el partido críticas desde la Palmera al gol mal anulado a Alex Alegría, pero poco se comentaba el penalti no pitado sobre Mercado o la patada de Bruno a Vietto, eso no se vio en el ya famoso portátil de Poyet.

Volvemos a ganar, volvemos a revalidar el derbi sevillano, pero volvimos a demostrar que tenemos un equipo por carburar, un equipo que no es capaz de dejar con buen sabor de boca al respetable del Pizjuán. 


Un derbi más, el primer asalto del fútbol sevillano se ha quedado en Nervión. ¿A dónde irá el siguiente?

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