Nacidos para dominar Europa


Parece que fue ayer cuando hace diez años nuestro siempre recordado Antonio Puerta marcó el gol que cambió nuestras vidas y nos guió el camino hacia Eindhoven. Allí, en Holanda, una apisonadora llamada Sevilla FC se llevó por delante al Middlesbrough endosandole un 4-0. Luis Fabiano, Kanouté y Maresca en dos ocasiones lograron los tantos que derrotaron a los ingleses. El Sevilla alcanzó la gloria, reinaba en Europa y, como es normal tras cincuenta y ocho años de sequía, aquello era algo fuera de lo normal, una cosa que no podríamos volver a vivir jamás.

Sin embargo, una cosa es lo que se cree y otra bien distinta es la pura realidad, el idilio del Sevilla con esta competición continuaba, tan solo un año después estaba nuestro gran capitán Javi Navarro alzando nuestra copa al cielo de Glasgow, sí, nuestra copa, esa tan codiciada por todos los equipos de Europa.

Tras un breve período de ausencia el abuelo Biri, amuleto sevillista en esta competición, arrancó su vespino y tras un largo, sacrificado y emotivo viaje, en el que recorrió kilómetros y superó obstáculos tan solo por su Sevilla del alma, llegó a Turín. Como no podría ser de otra manera, reconquistamos el viejo continente y nuestro Santo Grial volvió a casa, a donde mejor está, a Sevilla. Esto se estaba convirtiendo ya en un acontecimiento de lo más usual, eramos tricampeones y no había ningún equipo con más “paragueros” que nosotros.

Para no variar, en 2015 invadimos Varsovia, para ver como el por entonces tricampeón lograba levantarla de nuevo tras una épica remontada. Otra más para las vitrinas y un sinfín de recuerdos, emociones y alegrías vividas con un equipo que dominaba Europa.

Como una bella historia de amor, todo volvía a repetirse, nadie tenía más ilusión que nosotros porque ese “paraguero” tiene algo especial, Sevilla es su casa y como bien dice el dicho “como en casa, en ningún sitio”. Cayeron los ucranianos del Shakhtar en Nervión y todo señalaba hacia una nueva noche mágica, esta vez en Basilea, Suiza.

Llegó el día marcado en rojo en el calendario sevillista, 18 de mayo, y quince minutos antes de las nueve de la noche el tiempo se detuvo tras la larga espera, con toda la ilusión del mundo unos 6.000 “locos de la cabeza” se disponían a vencer a la mayoría inglesa. El abuelo, una vez más presente, mirando expectante a la copa y dejándo bien claro quiénes somos y a qué venimos: “The Champion is here!!!”.

No comenzamos de la mejor manera, el Liverpool golpeó primero, estábamos perdidos en el césped y ellos estuvieron a punto de sentenciar la final. Nos fuimos al descanso perdiendo por un gol. ¿Qué se hablaría en el vestuario? ¿Qué diría Unai a sus gladiadores? Pues ya se lo pueden imaginar. Comenzó la segunda mitad y el equipo tiró de orgullo, de casta, de coraje, y de todo aquello que viene impreso en el ADN sevillista. Dicen que nunca se rinde, así fue, los nuestros dieron una lección de fútbol y con tres goles dieron un vuelco al partido que desató la euforia en todos y cada uno de nosotros para volver a teñir Europa de blanquirrojo, porque Europa nos pertenece y es parte de nosotros.


Sevillistas, disfrutemos de nuestro equipo, esto tan solo está al alcance de los muy grandes. Somos envidiados por muchos, imitados por otros, pero igualados por pocos. Abran paso al pentacampeón…

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