Despierte, Don José, es hora de luchar
Cuando algo se vuelve común, normal, monótono, pierde importancia, deja de interesar a los que antes eran interesados receptores, dejan de sonar. ¿Es erróneo esto? No, ¿acaso alguien no se aburre de la rutina?. Pero, cuando hay algo tan grande como el prestigio de una institución como el Sevilla en juego y el poder perder a su afición o tenerla de espaldas, hemos de despertar, cambiar el chip y caer en la cuenta de que alguien en la sombra maneja algo que no llega a la mente de muchos, sin ser su culpa.
Toda esta introducción cobra sentido al hablar de las incesantes multas que reciben algunos equipos de Primera División por los cánticos que realiza su afición sus partidos, incluso en los que juegan de visitante. Todo sería correcto (dentro de la locura de sancionar a un aficionado por practicar su religión y no herir la esencia del fútbol como hace quien sanciona) si el doble rasero de un tal Tebas, o quien verdaderamente controle este caos, no fuera tan poco evidente para algunos.
Cuando el Sevilla es sancionado por cánticos de la imparable grada norte como "Puta Betis", lo cuál nunca ha sido castigado, y piensas que quienes iniciaron este desorden en el fútbol español matando a una persona en un río cantan "¡Ea, ea, ea, Puerta se marea!" o "Puta Sevilla" y no son sancionados, lo primero que se te viene a la mente es que algo pasa, lo segundo, en mi caso, es que por qué dejan que esto suceda, y lo tercero es "¿por qué al Sevilla?.
Esta tercera pregunta tiene respuesta: Un "Ciudadano", como él se apodaba, anónimo en Twitter pudo desvelar el por qué, haciendo referencia a que todo era una conspiración que devolvería el poder a José María Del Nido, actualmente encarcelado, y no mucha gente pudo negarlo con pruebas. La misma persona afirma que él es en estos momentos un trabajador del club y que es cierto que Tebas visita a la cárcel a Del Nido e intenta desestabilizar la entidad para tambalear a quien se sienta en el palco, Pepe Castro, quizás haciéndole pensar que sea un terremoto causado por el azar, siendo causado por dos ex militantes de Fuerza Nueva, grupo asociado directamente al falangismo, quizás de ahí el afán de colocar la bandera de España a cada título conseguido sin miramientos, antes que la de su propio club,
Según esa teoría de esa persona desconocida, esas denuncias se producen con el fin de enemistar a la afición con Pepe Castro, uno de los máximos sufridores de esta situación, y así provocar su dimisión en el caso de conseguir ese fin que pediría que se rodaran cabezas, la primera la del actual presidente. Esta hipótesis, descabellada, pero con ciertas dosis de realidad que la pueden hacer verosímil para algunos, afirmaría que tantas denuncias por "cánticos inapropiados" al Sevilla y tan pocas a los que verdaderamente generan y practican violencia en su forma más radical, son fruto de la envidia y odio de algunos hacia un presidente que ha logrado devolver la entrega de la afición a su equipo, recompensando así la plantilla con títulos tanta ilusión e unión depositada en los mismos jugadores.
Y no es algo ficticio eso de que en otros estadios se ha dejado toda la temporada entrar con banderas, megáfonos, bombos, pancartas de sus grupos de animación, que se haya gritado todo tipo de cánticos incluso contra el Sevilla sin ser sancionados... Mientras que nuestro presidente, quizás conocedor de esa teoría, que explicaría el porqué del ensañamiento contra el Sevilla, o sin saber el porqué es siempre el equipo nervionense la víctima; calla, y teme.
Es posible que necesite despertar, darse cuenta de cómo su club es ninguneado por dos falangistas en nombre de una institución como es La Liga de Fútbol Profesional, poner las cartas sobre la mesa, denunciar en escalones jurídicos más altos que los ejecutados en este deporte, plantar cara a quienes quieren verle fuera de la entidad, al que está dando tanto, lo cuál no tiene un ápice de subjetivo, ya que podemos remitir a los títulos y la actual situación de buen "feeling" entre plantilla y directiva. No es suficiente con hablar con Tebas y admitir, cuando no es cierto, con el fin de no ser sancionado una vez más, que el Ramón Sánchez-Pizjuán es el estadio que más insulta.
Quizás la solución resida en defender con uñas y dientes a su escudo, a su club, a su afición, admitir que no es el estadio que más insulta, que es el Sevilla el más sancionado sin justicia, y plantarle cara, denunciar la situación públicamente, hacer todo lo posible por probar si la teoría de ese "Ciudadano" es veraz y acabar con quien quieren acabar con él. No te rindas, Pepe, el Sevillismo está contigo y quiere despertar y reivindicar. Despierte junto a su afición, Don José, es hora de luchar.
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